GRAFFITI

GRAFFITI DIGITAL

Este graffiti digital representa un incidente crítico en la etapa escolar de la que hemos sido testigos. En este primer graffiti podemos observar a un niño de espaldas que lleva un vestido o falda y unos comentarios que recibía día a día a sus espaldas incluso a la cara.

Este niño de el que os hablo solía ir a la escuela con vestidos e incluso prendas rosas (ropa que en la sociedad se asocia a la mujer) y causaba curiosidad y extrañez, la gente se llevaba las manos a la cabeza: ¡Un chico llevando un vestido!.  Había gente que se reía por su forma de vestir, hablaban a su espalda e incluso recibía comentarios negativos como “maricon”. Se le excluía por ser singular, único y especial, por no seguir la normas establecidas por la sociedad, por ir contra corriente.

Ante situaciones semejantes como futuras profesoras es fundamental apreciar y reconocer esas diferencias para llevar a cabo una educación inclusiva. Es decir, no es suficiente aceptar la diferencia (integración) va más allá de eso, fomentando la participación activa y escucha y de este modo promover el sentimiento de comunidad. Educando a nuestras alumnos y alumnas en valores positivos.  

GRAFFITI EN PAPEL

El siguiente graffiti en papel nos habla sobre un incidente crítico que una de nosotras vivió en la etapa escolar que tratará de las diferencias entre el hombre y la mujer y los roles que se nos imponen debido al sexo. En este segundo graffiti podemos observar dos tipos de grupos diferentes, el de la izquierda es un grupo de chicas y el de la derecha es un grupo de chicos. También aparecen varios materiales que representan diferentes deportes.

Este incidente crítico representa que en general los deportes están relacionados con el sexo masculino. Debido a esto, concretamente en educación física, cuando jugábamos a alguno de estos deportes (fútbol, pelota, balonmano…) a la hora de hacer los equipos, siempre eran los chicos los que decidían porque eran los “mejores”. Se ponían uno en que cada lado y empezaban a elegir a sus compañeras/os, y como no, los primeros elegidos siempre eran los chicos. Con esto queremos decir que por el hecho de ser mujer y pertenecer al sexo femenino, no éramos elegidas por nuestras capacidades sino por nuestro sexo.

Por último, creemos que por desgracia todavía se dan estos casos y discriminaciones en la etapa escolar y también en los extraescolares. Como futuras maestras, está en nuestras manos educar a las/os niñas/os en valores como la igualdad, la tolerancia, la inclusión, el respeto… y luchar para que sea posible la transformación social concienciandoles y preparandoles para la vida real y dándoles herramientas para hacerle frente a esta sociedad sexista y heteropatriarcal.